La empresa inteligente en la nueva realidad

empresa inteligente

Convertirse en una empresa inteligente capaz de adaptarse a los cambios del entorno es posible gracias al equilibrio entre personas y tecnología.

Durante los últimos meses, los procesos de transformación digital se han acelerado de una manera inesperada, hasta el punto de que hay quien dice que en cuestión de dos meses avanzaremos dos años. La nueva realidad que nos ha tocado vivir impone la definición de nuevos modelos de negocio, motivados por los cambios experimentados en las relaciones con los clientes y sus hábitos de consumo. A ello se suma, además, que los mismos procesos internos de las organizaciones habrán de modificarse, más allá de la obviedad de huir de la dependencia del papel y abrir la puerta a la movilidad y al teletrabajo.

Las empresas se enfrentan a un mundo en continua transformación donde lo único estable es la incertidumbre. Independientemente del sector de actividad en la que se mueva una organización, ésta debería marcarse entre sus objetivos principales convertirse en una empresa inteligente.

Desde una óptima financiera, lo más probablemente es que el presupuesto para este año tenga que ser revisado de arriba a abajo. Los desajustes sobre lo pronosticado impactan de tal modo, que los escenarios que habíamos planteado para nuestra empresa, sencillamente, ya no aplicarán.

Reencontrar el equilibrio

Siguiendo con este razonamiento, las compañías que sean capaces de encontrar el equilibrio entre la liquidez a corto plazo y la presión que reciben de los costes, tendrán mucho ganado. Para alcanzar este horizonte han de confluir diversos factores:

  • Visibilidad y comprensión en tiempo real. Las empresas tienen que ser capaces de no solo identificar qué datos o indicadores están disponibles y/o necesitan, sino también poder visualizarlos de una manera sencilla e intuitiva.
  • Capacidad analítica. Como veremos en el siguiente punto, los análisis predictivos son importantes, pero previo a ellos, las empresas han de ser capaces de conocer cuál es su situación actual y han de saberlo en tiempo real. A partir de ahora será más importante que nunca saber comparar, contrastar y analizar todos los indicadores a nuestro alcance.
  • Recortar gastos. No se trata tanto de cortar por lo sano y eliminar o reducir drásticamente los costes, como de saber en qué partes y con qué precisión utilizamos el bisturí. Esa capacidad, basada en algoritmos e Inteligencia Artificial (IA), juega un papel esencial a la ahora de equilibrar costes y rentabilidad y, por tanto, en dotarnos de músculo inversor para aprovechar las múltiples oportunidades que surgirán en esta época de cambio.
  • Análisis predictivos. Cuando lo que reina es la incertidumbre, ¿hasta qué punto de veras es posible predecir? Complejo. Por este motivo, si hablamos de análisis predictivos hemos de hacerlo pensando en la definición de diferentes escenarios para los que contamos con distintas respuestas, planificamos la continuidad de negocio conteniendo los riesgos y nos aseguramos de contar con los recursos financieros necesarios para capear potenciales eventos inesperados.

Transformación empresarial

Hablar de una empresa inteligente en su conjunto, inevitablemente nos obligará a emprender cambios, entre los que podríamos destacar:

  • Apostar por lo variable. En un escenario volátil, en el que el cambio es lo reinante, parece lógico que desprenderse de ciertas estructuras fijas nos pondrá en una mejor situación para afrontar un giro inesperado. ¿Por qué asumir nosotros mismos tareas como la distribución y la logística cuando se pueden externalizar? Del mismo modo y pensando de puertas para adentro, apostar por las aplicaciones cloud y desprendernos del mantenimiento, soporte y gestión de soluciones legacy también se antoja como una buena idea.
  • Pruebas de estrés. Ya no bastará con creer que estamos preparados ante los efectos de un evento sin precedentes; será imprescindible demostrarlo. Ahí es donde harán acto de presencia las pruebas de estrés, poniendo en jaque a nuestra cadena de suministro para comprobar si se encuentra lo suficientemente optimizada para responder a cualquier tipo de incidencia imprevista. La máxima es que ante la posibilidad de que nuestra oferta y demanda sufran grandes fluctuaciones, toda nuestra cadena de suministro ha de ser los más flexible y adaptativa posible.
  • Automatización y procesos manuales. La automatización de procesos internos mediante tecnologías RPA (Robotic Process Automation) ayudará extraordinariamente a aliviar la presión que los departamentos comercial o financiero ya han comenzado a experimentar. Se avecinan ciclos de pago y cobro lentos en los que contar con una monitorización continua y el establecimiento de unas reglas facilitará las labores administrativas. Sin embargo, siempre será recomendable guardar un margen para la intervención humana, capaz de interpretar con acierto valores atípicos o desviaciones que no contempla un algoritmo.

Una empresa inteligente

Convertirse en una empresa inteligente capaz de lidiar con los imprevistos es posible. Tecnología como la que pone Esker al alcance facilita el acceso a la información en tiempo real, en cualquier momento y desde cualquier dispositivo. Lo hace, además, de un modo transversal, porque la conexión entre los distintos departamentos es completa, huyendo así de los silos de información que impiden la toma de buenas decisiones. Empoderados por esta tecnología, los empleados destierran las estructuras empresariales rígidas y permiten el salto definitivo a la autogestión dinámica y la adaptación continua.

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