¿EDI o automatización inteligente?

¿Seguimos confiando en EDI? La tecnología de Intercambio Electrónico de Datos existe desde hace 30 años. Vino para ayudar a las empresas a eliminar el papel y la intervención humana en el proceso de documentos vinculados a transacciones comerciales. Supuso reducir costes de estructura, más precisión en los datos, mayor seguridad, se aceleraba el ciclo económico y se reforzaban las relaciones entre empresas. Todo un avance en aquel tiempo.

Pero hoy la distribución se ha vuelto más compleja. Las empresas necesitan eficiencia, productividad y visibilidad en la totalidad de sus flujos y procesos documentales. De aquel concepto de automatización de procesos, hemos evolucionado al de automatización inteligente. Que implica, por un lado, visibilidad sobre todos los flujos de información procedentes de canales distintos, previos a la integración de los datos en el ERP; y por otro, control de la eficiencia en la gestión de esos flujos.

Y es aquí donde a EDI le pesan los años. Cualquier empresa que lo utiliza hoy, sabe que puede ver satisfecha, en términos de automatización, algunas de las fases de su Order-to-Cash -las que van de la entrada del pedido hasta el análisis de indicadores-, y en la mayoría de los casos, solo parcialmente. De hecho, EDI es tan sólo uno de los canales de entrada. La consolidación de todos los canales en un mismo entorno para captar, corregir, validar, registrar e integrar la información en los sistemas de información sólo puede realizarse con una plataforma dedicada a ello.

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Si tendemos hacia la automatización inteligente, EDI puede cubrir una parte del camino. Pero para hacer el resto, las empresas necesitan soluciones más avanzadas que, además de la automatización, contemplen el auto-aprendizaje, la colaboración y la visibilidad al 100%.

Concluyamos que EDI ha hecho, sí, un buen y respetable trabajo durante años, con él hemos hecho mucha carretera. Pero ahora vamos por autopista, y necesitamos mucho más.

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