Compartir la entrada "Anfibios: ¿cómo no van a tener derecho a ser felices?"
Los anfibios fueron los verdaderos protagonistas de nuestra jornada de trabajo y cuidado medioambiental en la Charca del Navazo que, como os adelantábamos en nuestro anterior post, hemos celebrado este pasado domingo. Allí viven seis especies de anfibios, entre ellos el gallipato, exclusivo de la Península Ibérica. Se trata de especies fundamentales para el ecosistema, ya que preservan las charcas limpias de insectos, evitando el problema que supondría un exceso de estos y, por lo tanto, manteniendo el equilibrio.
Como ya sabéis, estas actividades, que desarrollamos conjuntamente con nuestros amigos de Territorios Vivos dentro de nuestro programa Green Doc, tienen por objeto reforestar esta zona del término municipal de Colmenarejo, en Madrid. Y, sobre todo, que sirvan como ejercicio de sensibilización y concienciación en torno a la necesidad de proteger la vida a nuestro alrededor para que el mundo sea más sostenible y habitable para todos. Un compromiso al que Esker no va a renunciar.
Y son jornadas para aprender. Además de vecinos de la zona, voluntarios, la asociación medioambiental Proyecto Verde de Colmenarejo y nuestros habituales colaboradores, contamos con la participación de expertos en Ciencia y Naturaleza como Carlos González-Amezúa, además gran conocedor de la historia y las particularidades de esta zona. Él fue quien nos puso al día sobre la situación de los anfibios y la importancia de cuidarlos y respetar su entorno.
En el planeta hay catalogados cerca de dos millones de seres vivos –entre animales, plantas, bacterias…- pero se estima que en realidad puede haber entre cinco y 50 millones. Es lo que llamamos biodiversidad. Sin embargo, asistimos a la continua desaparición de especies. Es una tendencia que comenzó tras las glaciaciones, pero que empezó a acelerarse desde 1950, justo cuando la industria empezó a hacerse presente en los espacios naturales. Así, sólo cada día se extinguen unas 50 especies. Y según investigadores de Harvard, en 100 años habrán desparecido la mitad de las que hoy habitan la Tierra.
Y son los anfibios una de las que más está padeciendo esta dramática carrera. El 33% de sus especies se encuentra hoy en peligro de extinción. La causa fundamental es que necesitan agua para reproducirse. Y sufren los efectos de la contaminación, el vertido de productos químicos, la desecación de charcas y zonas húmedas… Estos animales, que gozan de una capacidad de supervivencia asombrosa, que pueden permanecer enterrados hibernando hasta 50 años y tienen la facultad de respirar por las partes más inusitadas de su cuerpo, lo están pasando muy mal justo desde que el hombre ha empezado a irrumpir en su mundo. Simplemente, estamos eliminando sus hábitats.
Por eso nuestro amigo Carlos, además de ofrecernos estos reveladores datos, instó a niños y padres a extremar el cuidado. Se trata de verlos en su ambiente y admirarlos, pero no de cogerlos, llevárselos a casa ni de pisar sus charcas o cruzar por ellas en bici, lo que podría arruinar sus puestas de huevos. Aparte de la importante multa que podría suponer para los mayores, es ante todo una cuestión de respeto. Y, a la larga, en beneficio nuestro también.
Con los anfibios y con nuestras encinas, olmos, nogales… fue otro día inolvidable. Agradecer a todos, una vez más, vuestra participación y vuestro compromiso. Y nos seguiremos viendo por aquí.
Por cierto, el de la foto es un sapo espuela, una de las especies típicas del Navazo. Lo encontramos accidentalmente en la tierra mientras regábamos los árboles, le pedimos permiso para sacarle esta instantánea y, por supuesto, en seguida lo dejamos volver a su casa. Viéndole, ¿cómo no va a tener derecho a ser feliz?

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Genial el día y me ha encantado el artículo, que pena no haber podido ir esta vez.