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Ya sabéis que Esker es una compañía francesa, y pocos eventos más conocidos y de los que más orgullos se sienta este país que el Tour de Francia, que se está celebrando estos días. Como además estamos ya muy cerca –o algunos ni siquiera cerca- de las vacaciones y el calor estos días aprieta, a lo mejor no es mala idea relajarnos y dedicarnos a jugar un poco. Por ejemplo, a recrearnos en si las empresas fueran equipos ciclistas que cubren etapas y buscan llegar a la meta sanos y lo mejor clasificados posible. Porque cierto es que a veces su actividad diaria, y en concreto sus procesos, se convierten en un verdadero tour de force.
Pensemos en esas primeras etapas del Tour, generalmente llanas pero peligrosas, con múltiples trampas, rotondas, cuellos de botella, todos los ciclistas quieren ir en cabeza y es imposible que todos entren a la vez, unos van por la cuneta y otros se saltan las medianas, el rodar del pelotón no es fluido, hay pinchazos, caídas… y más de uno termina dando al traste con sus ilusiones en esa primera semana. Bueno, a alguno se le ocurrirá que eso es exactamente lo que le pasa con los documentos que entran en su empresa, especialmente con los pedidos de venta, alguno pincha y se atasca, alguno se cae y desaparece, o queda relegado a la cola del pelotón cuando era fundamental atenderlo con prioridad. Y esa primera fase del ciclo de venta a veces se alarga innecesariamente, incluso puede terminar siendo la última.
También sabemos que en el Tour son importantes las contrarreloj, esa lucha en solitario contra el crono, en la que el ciclista no puede relajarse un metro porque no tiene referencia de cómo van los demás. Normalmente son dos o tres etapas bajo esta modalidad, pero pueden resultar decisivas, y desde luego definitivas si se pierde demasiado tiempo en ellas. Bueno, algún responsable de gestión o de servicio al cliente puede estar pensando que no puede estar todos los días haciendo una cerrera contra el reloj para dar respuesta a su cliente. Y cada minuto que pierda en atenderle puede ser un minuto que le esté sacando su competencia. O que si no tiene visibilidad sobre sus procesos, es como si estuviera rodando solo por una carretera, sin referencias de si va primero o si va de los últimos, sin saber siquiera cuánto le falta o si debe esprintar para apurar los últimos segundos.
Y célebres en el Tour son los Pirineos y los Alpes, esos grandes y míticos puertos que han dejado gestas de ciclistas que pasaron a formar parte de la leyenda de esta carrera y del deporte. O dantescas jornadas de sufrimiento, bajo un sol de justicia o en medio de un violento temporal. Ciertamente, para algunas empresas es un Tourmalet tener que enviar mensualmente sus facturas a clientes, en efecto se hace muy cuesta arriba y sobre todo interminable. No digamos descender a tumba abierta junto a esos barrancos sin protección, mientras los proveedores reclaman pagos que el ciclista –léase el responsable de cuentas a pagar– no es capaz de responder porque ni siquiera puede ver en qué estado están sus facturas, si se aprobaron o no. Qué decir de esos majestuosos paisajes que pueden contemplarse desde la cumbre del Galibier, a los que se asemejan las grandiosas montañas de papel –facturas unas, albaranes otras- que jalonan el penoso rodar del esforzado de la ruta –director financiero- por entre las mesas de su departamento.
Sí, es grande esta carrera, pero a veces insufrible para el que la tiene que afrontar, y no durante tres semanas sino a lo largo de todos los días del año. Luego ya se sabe, hay campeones, seguidores, gente del pelotón y los que se quedan por el camino. Pero no nos engañemos, o mejor dicho, volvamos a la realidad. Tener una organización líder en productividad, con procesos eficientes y saneada de papel, es bastante más fácil que ganar el Tour de Francia. Incluso que llegar a París.
Y tu empresa, ¿corre el Tour de Francia?

Esker ayuda a las empresas a eliminar el papel de la gestión y del intercambio manual de documentos en los ciclos Order-to-Cash (ciclo de venta) y Procure-to-Pay (ciclo de compra). Por muy complejo que sea su entorno técnico o retos se presenten, los resultados con Esker siempre serán inmediatos: reducción de costes, empleados más felices y una mejor experiencia de cliente.