¿Y qué es de nuestro bosque en verano?

Sí, tenemos un verano despiadado, tiempos duros para los majuelos, olmos, castaños, fresnos, sauces y encinas del Bosque Esker. El pasado sábado, las temperaturas rozaban lo imposible en el descansadero del Navazo, Colmenarejo. Los árboles de nuestra plantación luchan por sobrevivir, buscando en la tierra algún resquicio de humedad. Mientras esperan el riego veraniego que el Ayuntamiento efectuará en… La verdad es que no sabemos cuándo.

Durante nuestra visita el pasado 30 de mayo, el equipo de Esker procedió a despejar y marcar los plantones, mediante sus protectores mayoritariamente azules, para protegerlos de la actuación de desbroce por parte del Ayuntamiento. A la semana siguiente volvimos algunos a proseguir la labor, regando con cubos desde el pozo del Navazo. Notamos que faltaba el grifo de la fuente, con lo cual no nos quedó más remedio que entrar en la maleza del pozo para sacar el agua.

Las lluvias de junio nos ayudaron a seguir con el riego, a darles un respiro más, una tregua en el período entre-sequías. Y es que el nivel de las capas freáticas está bajísimo. Este sábado pasado, un equipo de tres personas –muy valientes, la verdad- de Proyecto Verde Colmenarejo acudieron a darles un poco de agua, y comprobar el estado de ánimo de nuestra plantación.

Aparte de constatar el desbroce realizado por el Ayuntamiento, que da a la plantación un aspecto limpio y cuidado, protegido de los posibles incendios, vimos también, con cierto estremecimiento, que el nivel del pozo está en mínimos.

Aun así, estamos orgullosos de poder comunicar que nuestro pequeño bosque se mantiene en pie, con algunas (pocas) bajas, pero muy prometedor. Según uno de los voluntarios, Luis Javier, guardia forestal además de colaborador ocasional y amigo de Proyecto Verde: “tenéis aquí unos ejemplares bien bonitos, que pueden llegar a ser árboles espectaculares. La diversidad de árboles plantados y el porcentaje de éxito de la plantación hacen de esta actuación un hito fuera de lo común”.

Y es que no hay nada como juntar fuerzas y ganas. Comprobar cómo las empresas privadas se pueden unir con individuos y asociaciones locales, además del ayuntamiento en cuestión del lugar, y por un momento olvidarse de políticas, ideologías y discrepancias. Para materializar nuestra buena voluntad en un bosque bien bonito, en un paraje espectacular que habremos dejado para nuestros hijos y sus futuros hijos.

Que sí, que dentro de 20 años nos vemos para hacer un pic-nic a la sombra del Bosque Esker.

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